Después de asistir al posible último concierto de Paul McCartney en la ciudad de México, tengo la extraña sensación de que algo no estuvo del todo bien. Quiero aclarar que estas palabras no forman más que mi humilde arrogante opinión y en ningún sentido pretendo descalificar a alguien más y mucho menos quejarme de la maravillosa experiencia que fue asistir a un concierto del Ex Beatle.
He apreciado que la opinión general es que el concierto fue una maravilla, algunos han dicho que es el mejor de sus vidas, en fin; yo no soy un adicto a los conciertos, sin embargo, la forma en que disfruto la música de los Beatles me hizo desear un concierto de características únicas, en el que Sir Paul demostrara un derroche de dinero ridículo con tal de ofrecer un espectáculo que acompañara a la leyenda, sin embargo, la excelente actitud del ex beatle y los súper músicos que lo acompañan no fueron suficiente para hacer justicia a la trayectoria que tanto anunciaron previamente al evento.
Lo que quiero decir es que Paul, con una mano en la cintura podría tener a toda la orquesta de Londres si así lo quisiera para que lo acompañaran en sus presentaciones, pero tuvo a bien, dejar a un lado ese buen gusto que tanto lo ha destacado durante su carrera musical y tocar con pistas de audio. Recuerdo cuando se editó el Let it Be (Naked) uno de sus principales argumentos fue que el disco contenía unos sonidos espantosos casi angelicales que nada tenían que ver con el mensaje que ellos querían transmitir en sus canciones, y bueno, en general, hizo gala de su casi neurótico perfeccionismo para dejar ese álbum al nivel de sus autores, cosa que no se dio en este concierto.
Como dato adicional, todos los afortunados (los que fueron al concierto), con toda seguridad notaron que en la pantalla central hubo un momento en que se proyectaron imágenes del videojuego “the Beatles rock band” cosa que ok, está padre, pero también, con un poco de análisis se puede llegar a la conclusión de que Paul vino a promocionar el juego, vino a reactivar una marca (Beatles) y por eso mismo no necesitó un mayor esfuerzo en la producción de su evento, las luces, que nunca alumbraron al público, los fuegos artificiales exclusivos de “live and let die” y las pantallas laterales fueron todo lo que acompañó al performance del británico, haciendo de su concierto, en mi opinión una EXPERIENCIA poco merecedora de la leyenda Paul McCartney.
Lu.