Cuántas aplicaciones puede tener un evento tan popular como la copa FIFA? Ya sea de corte económico, político y por supuesto comercial (que está muy ligado al económico), no es necesario ser Carlos Marx para intuir que muchos interés se mueven en la realización del torneo, desde sus primeras ediciones, ha sido pretexto para demostrar superioridad “racial”, continental y nacional, en los torneos cercanos a los años de guerra fue una extensión del campo de batalla, en el que se movían interés tan intensamente que incluso los directivos del equipo italiano llegaron a recibir telegramas con la frase “Ganar o morir”. Muchos años después, el infortunado Escobar cometió un autogol que literalmente le costó la vida.
Es increíble observar la importancia del torneo mundial de futbol a lo largo de la historia del hombre, los acontecimientos que suceden dentro del marco futbolístico y también los que utilizan la euforia mundialista como cortina de humo para pasar desapercibidos. El ser social ha permitido que el futbol ocupe un lugar primordial en su vida y el torneo FIFA es la máxima muestra de pasión por el deporte mencionado. Como especie, hemos utilizado el mundial para dejar salir todo el nacionalismo que los símbolos patrios desearían enervar en nuestros corazones, sin embargo, para países como el nuestro es muy difícil encarar la celebración del mundial con un espíritu nacionalista ya que nuestro equipo tiene un historial muy enredado y nada esperanzador, tan triste es la situación que mientras muchos equipos corean la canción de queen “We`ll rock you”, nosotros cantamos “sí se puede”, cosa de perspectiva, supongo.
Lo que nos queda es disfrutar el mundial con el ánimo de libre de culpas y miedos, tomarlo como si se tratara de un torneo al que somos ajenos en cuanto a intereses y por lo tanto no impora quien gane, sólo disfrutaremos la fiesta con los cuates, vitorearemos cada gol e insultaremos a todos los réferis del torneo, total, si cuando regresemos a la realidad el IVA es del 18 o 20 por ciento ya encontraremos otra cosa para festejar, no sé, el bicentenario de la independencia es una buena excusa.
Lu.
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