martes, 13 de abril de 2010

Etica vs El cliente siempre tiene la razón.

En nuestra profesión como diseñadores gráficos y sobre todo cuando se aceptan proyectos como freelance, es muy común trabajar para clientes que tienen en mente la idea de que sin importar nada y mientras estén pagando, uno debe acatarse a la regla de "el cliente siempre tiene la razón". En ocasiones no sólo es contraproducente intentar convencerlos de lo contrario cuando el proyecto está avanzado pues no sólo perderemos tiempo, podemos incluso perder el proyecto, nos pueden solicitar una cancelación que sin haber expresado terminos y condiciones en nuestra cotización inicial o sin un contrato de por medio nos obligará a regresar cualquier anticipo antes de enfrentar un problema legal o personal (dependiendo del cliente).

Otro gran dilema se presenta si accedemos de forma absoluta a sus solicitudes y "sugerencias" entregando un producto de dudosa calidad y poco funcional y que seguramente nos será reprochado en un futuro no muy lejano al momento que no cumpla su función básica de comunicar el mensaje adecuado al público meta.

En situaciones de éste tipo, los argumentos parecen insifucientes, los años de preparación universitaria, los desvelos y todos los libros de diseño parecen carecer del contenido adecuado para enfrentarnos a estos desafios; la forma más "fácil" de salir de ellos generalmente es pasar por alto los códigos de ética profesional y terminar siendo dibujantes técnicos para un jefe que no podría identificar un punto de fuga aunque leyera de definición en la enciclopedia británica o ya de perdida en wikipedia.

Pero ¿qué es lo que ha sucedido con la profesión que en ocasiones recurrimos a este tipo de prácticas deleznables?
  • En primer lugar podría decir que la falta de experiencia laboral y conocimiento adquirido en las aulas, profesores que no ejercieron y por lo tanto desconocen ese tipo de situaciones; que si bien algunos libros de teoría del diseño, del color y semiología tendría las bases para convencer a un colega, esto no sucede cuando el cliente quiere una foto de su familia en colores pastel montandos sobre un unicornio con destellos plateados como logotipo de su empresa de... bueno en el logo de cualquier empresa.
  • En segundo lugar (que va de la mano del primero), los acuerdos verbales para la contratación de un proyecto, solicitudes cotizadas al momento sin una planeación previa y calculada para considerar todos los elementos que conlleva el proceso de diseño, sin un documento de respaldo con alcances de trabajo, costos y consideraciones (cláusulas), que además vaya acompañado de la firma del cliente, el diseño de una tarjeta de presentación puede durar meses o generar malos entendidos, tales como que la impresión estaba incluida en el precio inicial, etc.
  • En tercer lugar, un mercado saturado de profesionistas, una competencia desleal y la necesidad (ciertamente razonable) de nuevos clientes para generar ingresos, por ganar cuentas nuevas incurrimos en vicios como la guerra de precios, aceptamos condiciones de entrega poco prácticas y como se exponia anteriormente, exigencias que van en contra del fin último de nuestra profesión.

¿Qué hacer?
A mi parecer, lo principal, ya seas freelance o un despacho/buró/agencia de diseño gráfico, y antes de decir SI a un proyecto, es platicar con tu cliente y explicarle de la manera más clara posible las reglas del juego, sobre todo para que entienda de qué se trata tu trabajo, de porqué el precio que le vas a ofrecer es acorde al desarrollo de su proyecto y en función de que el obtenga el resultado que desea o mejor, OJO, no el diseño que él se imagina, si no el resultado que busca, que su mensaje llegue a quien tiene que llegar y cumpla la función para la que fue creado; asegurarnos que quede claro, que si bien nuestro trabajo es para él y está pagando por ello, el concepto-mensaje-imagen desarrollado puede no ser lo que se está imaginando, pues en nuestra profesión la telepatía no es un punto fuerte, y nuestros esfuerzos estarán orientados a que el mensaje llegue al público que debe (es muy probable que nuestro cliente no forme parte de dicho grupo).

Nos pagan por emplear nuestros conocimientos para desarrollar mensajes gráficos que cumplan la función primordial de comunicar, y es nuestra obligación hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que así sea, debemos aprender a informar a nuestros clientes acerca de lo conveniente de trabajar con un profesional, y no con un "técnico" que accede a sugerencias que pueden perjudicar el producto final, si aún así no lo logramos, entonces nosotros debemos aprender a dejar pasar proyectos que demeriten nuestra calidad como profesionales y que seguramente no incluiremos en nuestros portafolios.

Como aclaración final, no digo que debemos mantenernos inflexibles, pasar hambres y adquirir deudas por no tomar ningún proyecto que no cumpla 100% con nuestro código de ética, pero sí hago énfasis en que es nuestra obligación informar al cliente, darnos nuestro lugar como profesionales y desarrollar los proyectos encomendados cuidando en todo momento que cumplan su función, de caso contrario nuestra actividad será vista más como una "chamba" que como una profesión.

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